¿Uso o dependencia? Lo que la genética nos enseña sobre el Cannabis y la salud mental

¿Uso o dependencia? Lo que la genética nos enseña sobre el Cannabis y la salud mental

Una pregunta provocadora: ¿causa o consecuencia?

Publicado el 29/06/2025

Uno de los mayores estudios genéticos jamás publicados sobre el Cannabis y los trastornos mentales acaba de ser divulgado por la revista Nature Mental Health, en junio de 2025 (1). La pregunta que guía la investigación es simple, pero provocadora: ¿acaso el Cannabis causa depresión, esquizofrenia o trastornos de ansiedad? ¿O es que las personas con predisposición genética a estos cuadros terminan recurriendo al Cannabis como intento de regulación emocional? La respuesta, como siempre, no es binaria. Pero la ciencia comienza a esclarecer caminos importantes para quienes trabajan con prescripción.

 

Uso puntual versus dependencia

 

El estudio analizó datos genéticos de cientos de miles de individuos, provenientes de grandes biobancos internacionales como UK Biobank, FinnGen e iPSYCH. El objetivo era comparar dos rasgos: el uso de Cannabis a lo largo de la vida — incluso si es puntual — y el trastorno por uso de Cannabis (cannabis use disorder, o CanUD), condición clínica caracterizada por uso compulsivo, persistente y con deterioro funcional. Basándose en criterios diagnósticos del DSM, se consideraron individuos con signos como ansia intensa (craving), abstinencia, tolerancia, intentos fallidos de dejar de usar e impactos en la salud o en las relaciones (2,3).

 

Riesgo de dependencia: contexto y comparación

 

Los datos muestran que cerca del 9% al 10% de las personas que han usado Cannabis alguna vez en la vida pueden desarrollar dependencia (4). Este número sube al 17% entre quienes comienzan el uso en la adolescencia y puede superar el 25% al 30% entre usuarios diarios, especialmente sin supervisión clínica (5). Para contextualizar: el riesgo de dependencia al alcohol gira en torno al 15%, mientras que los benzodiazepinas — como el clonazepam — presentan un riesgo de dependencia de hasta el 30% en uso prolongado (6,7). Es decir, el potencial de dependencia del Cannabis está lejos de ser despreciable, pero tampoco es el más alto entre las sustancias de uso común.

 

Contribuciones genéticas del estudio

 

La gran contribución del estudio de 2025 está en mostrar que el trastorno por uso de Cannabis tiene un perfil genético bastante distinto del uso ocasional. A través de técnicas como correlación genética global y local, colocalización de variantes y randomización mendeliana, los investigadores demostraron que el CanUD comparte variantes genéticas con diversos trastornos mentales — especialmente TDAH, depresión mayor, PTSD y esquizofrenia (1). La asociación fue estadísticamente robusta y bidireccional: tanto la dependencia de Cannabis puede aumentar el riesgo de estos trastornos, como estos trastornos pueden predisponer al uso problemático de la planta.

 

Patrones genéticos diferentes entre uso y dependencia

 

Por su parte, el uso de Cannabis sin dependencia mostró un patrón muy diferente. En general, estuvo asociado a rasgos de personalidad como apertura a la experiencia — que incluyen curiosidad, creatividad y búsqueda de novedad — pero sin indicar riesgo directo para enfermedades mentales (1,8). La única excepción parcial fue el TDAH, cuya asociación con el uso fue moderada, pero aún así más presente entre personas con diagnóstico previo.

 

Por qué esta diferenciación es esencial

 

Esta diferenciación es fundamental desde el punto de vista clínico. No se puede colocar en la misma categoría al individuo que experimenta o hace uso puntual de Cannabis y a aquel que desarrolla un patrón de uso desregulado, frecuente, con deterioro funcional. Son perfiles distintos, con determinantes diferentes y riesgos diferentes. La generalización — ya sea en la dirección de la criminalización, ya sea en la de la romantización — falla en reconocer las matices del uso humano de la planta.

 

Genética como alerta, no sentencia

 

Desde el punto de vista genético, el principal mensaje del estudio es que la dependencia de Cannabis comparte caminos biológicos con trastornos mentales graves. Y, por lo tanto, el Cannabis no es causa única, pero puede ser un desencadenante en personas con predisposición. La vulnerabilidad genética, asociada a factores como inicio precoz, sufrimiento psíquico no acompañado, uso sin control de dosis o potencia, puede sí favorecer desenlaces negativos. Esto no invalida su uso terapéutico — pero refuerza la importancia de que ese uso sea estructurado, acompañado y contextualizado.

 

CBD en el tratamiento de la propia dependencia

 

Un ejemplo interesante viene de una revisión publicada en 2022, que evaluó el uso de cannabinoides en el tratamiento de la propia dependencia de Cannabis (9). Aunque el uso de THC sintético se ha mostrado arriesgado, especialmente en adolescentes, el cannabidiol (CBD) demostró efectos positivos en la reducción de síntomas de abstinencia, craving, ansiedad y deterioros cognitivos, con alta tolerabilidad. Los autores defienden que intervenciones con CBD — asociadas a estrategias psicosociales — pueden ser alternativas seguras y prometedoras para individuos jóvenes con uso problemático, especialmente cuando el objetivo es reducción de daños y no abstinencia inmediata.

 

Prescripción estructurada y acompañada

 

La genética no determina el destino, pero revela puntos de atención. Como muestra la literatura, el uso terapéutico del Cannabis puede ser beneficioso en cuadros de dolor crónico, trastornos del sueño, ansiedad y estrés postraumático, siempre que esté bien indicado y acompañado (10–12). El riesgo está, como siempre, en la ausencia de cuidado. No es la planta la que enferma — es la falta de escucha, de rastreo de riesgo, de supervisión clínica y de seguimiento longitudinal.

 

THC: riesgo y beneficio coexisten

 

Es importante destacar que, entre los fitocannabinoides de la planta, el Δ9THC es el único que presenta potencial de dependencia reconocido. Su acción agonista en los receptores CB1 eleva la dopamina en el sistema de recompensa, favoreciendo el desarrollo de ansia y tolerancia, especialmente con productos de alta potencia (≥ 10–20 % Δ9THC), uso frecuente e inicio en la adolescencia. Sin embargo, es precisamente el Δ9THC el que confiere propiedades terapéuticas únicas: es eficaz como antiemético en quimioterapia, estimulante del apetito en caquexia del VIH/SIDA, relajante muscular y analgésico en esclerosis múltiple, además de auxiliar en la espasticidad. Esto refuerza la necesidad de equilibrio y claridad en la prescripción: saber que el riesgo existe, pero reconocer también que, cuando está bien indicado, el Δ9THC puede ser el elemento clave del efecto terapéutico (13).

 

Escucha clínica: el papel del profesional prescriptor

 

Por eso, el papel del profesional prescriptor es, ante todo, de análisis cuidadoso del contexto. ¿Quién es este individuo? ¿Cuál es su historial familiar? ¿Hay síntomas psiquiátricos activos? ¿Ya ha habido intentos de automedicación? ¿El uso del Cannabis es parte de un plan terapéutico o un intento de alivio espontáneo? El cuidado con el sistema endocannabinoide exige esta mirada integral, que vaya más allá del síntoma y busque comprender el organismo en su complejidad.

 

La pregunta correcta: ¿para quién, cómo y con qué soporte?

 

Más que discutir si el Cannabis hace bien o mal, necesitamos preguntar: para quién, en qué dosis, con qué soporte y con qué objetivo terapéutico. La respuesta no está en la sustancia aislada, sino en la forma en que se inserta en la vida de cada individuo. Y, principalmente, en el tipo de vínculo clínico que se establece entre prescripción, escucha y seguimiento.

 

Compromiso con la prescripción consciente

 

La ciencia avanza, y con ella, nuestro compromiso con la prescripción consciente también necesita evolucionar. Porque el Cannabis puede ser medicamento, pero también puede ser escape. Nos corresponde ayudar a cada persona a recorrer un camino terapéutico seguro, respetuoso y basado en evidencias.

 

Referencias


1. Galimberti, M., Overstreet, C., Gupta, P. et al. The genetic relationship between cannabis
use disorder, cannabis use and psychiatric disorders. Nat. Mental Health 3, 700–708 (2025).
https://doi.org/10.1038/s44220-025-00440-4


2. American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders.
5th ed. Washington, DC: APA; 2013. https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596


3. Hasin DS, Kerridge BT, Saha TD, Huang B, Pickering R, Smith SM, Jung J, Zhang H, Grant
BF. Prevalence and Correlates of DSM-5 Cannabis Use Disorder, 2012-2013: Findings from
the National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related Conditions-III. Am J Psychiatry.
2016 Jun 1;173(6):588-99. doi: 10.1176/appi.ajp.2015.15070907. Epub 2016 Mar 4. PMID:
26940807; PMCID: PMC5026387.


4. Lopez-Quintero C, Pérez de los Cobos J, Hasin DS, Okuda M, Wang S, Grant BF, Blanco C.
Probability and predictors of transition from first use to dependence on nicotine, alcohol,
cannabis, and cocaine: results of the National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related
Conditions (NESARC). Drug Alcohol Depend. 2011 May 1;115(1-2):120-30. doi: 10.1016/
j.drugalcdep.2010.11.004. Epub 2010 Dec 8. PMID: 21145178; PMCID: PMC3069146.


5. Volkow ND, Baler RD, Compton WM, Weiss SR. Adverse health effects of marijuana use.
N Engl J Med. 2014 Jun 5;370(23):2219-27. doi: 10.1056/NEJMra1402309. PMID:
24897085; PMCID: PMC4827335.


6. NIDA. 2020, July 6. Preface. Retrieved from https://nida.nih.gov/research-topics/addiction-
science/drugs-brain-behavior-science-of-addiction on 2025, June 21.


7. Lembke A, Papac J, Humphreys K. Our Other Prescription Drug Problem. N Engl J Med.
2018 Feb 22;378(8):693-695. doi: 10.1056/NEJMp1715050. PMID: 29466163.


8. Power RA, Verweij KJ, Zuhair M, Montgomery GW, Henders AK, Heath AC, Madden PA,
Medland SE, Wray NR, Martin NG. Genetic predisposition to schizophrenia associated with
increased use of cannabis. Mol Psychiatry. 2014 Nov;19(11):1201-4. doi: 10.1038/
mp.2014.51. Epub 2014 Jun 24. PMID: 24957864; PMCID: PMC4382963.


9. Rømer Thomsen K, Thylstrup B, Kenyon EA, Lees R, Baandrup L, Feldstein Ewing SW,
Freeman TP. Cannabinoids for the treatment of cannabis use disorder: New avenues for
reaching and helping youth? Neurosci Biobehav Rev. 2022 Jan;132:169-180. doi: 10.1016/
j.neubiorev.2021.11.033. Epub 2021 Nov 22. PMID: 34822876; PMCID: PMC11577263.


10. White CM. A Review of Human Studies Assessing Cannabidiol's (CBD) Therapeutic
Actions and Potential. J Clin Pharmacol. 2019 Jul;59(7):923-934. doi: 10.1002/jcph.1387.
Epub 2019 Feb 7. PMID: 30730563.


11. Walsh Z, Gonzalez R, Crosby K, S Thiessen M, Carroll C, Bonn-Miller MO. Medical
cannabis and mental health: A guided systematic review. Clin Psychol Rev. 2017
Feb;51:15-29. doi: 10.1016/j.cpr.2016.10.002. Epub 2016 Oct 12. PMID: 27816801.


12. Shannon S, Lewis N, Lee H, Hughes S. Cannabidiol in Anxiety and Sleep: A Large Case
Series. Perm J. 2019;23:18-041. doi: 10.7812/TPP/18-041. PMID: 30624194; PMCID:
PMC6326553.


13. National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine; Health and Medicine Division;
Board on Population Health and Public Health Practice; Committee on the Health Effects of
Marijuana: An Evidence Review and Research Agenda. The Health Effects of Cannabis and
Cannabinoids: The Current State of Evidence and Recommendations for Research.
Washington (DC): National Academies Press (US); 2017 Jan 12. PMID: 28182367

 Biografía del Autor Rafaela da Rosa
Rafaela da Rosa

Graduada em Odontologia (UFSC/2009). Especialista em Implantodontia (UFSC/2011). Especialista em Prótese Dentária UFSC/2013). Especialista em Dentística Estética e Restauradora (Zenith - Avantis/2015). Especializada em Cannabis Medicinal (INSPIRALLI/2021). Mestranda em DTM e Dor Orofacial (Mandic/ 2023-2025). Professora no Curso de Extensão “Endocanabinologia para Profissionais da Saúde” - UFSC. Coordenadora técnica no Curso de Pós Graduação “Cannabis Medicinal na Odontologia”- Unyleya. Autora do livro "Cannabis&Saúde: Desvendando o Potencial Terapêutico" - Way editora. Fundadora da OdontoCann Cursos e Mentorias. Membro da SBOCANN (Sociedade Brasileira de Odontologia Canabinoide). Membro do núcleo da Odontologia da APMC (Associação Pan-americana de Medicina Canabinoide).