Hasta el 21 de noviembre, Belém do Pará es el centro de atención global. Sede de la COP 30, la ciudad se convierte en territorio de diálogos sobre el futuro climático de la Tierra y, entre las muchas agendas que florecen, una destaca por su audacia y propósito: la unión entre el cannabis industrial y la miel como símbolo de innovación y sostenibilidad.

Cannabis y miel: cuando el cuidado florece en nuevas formas

Más que una combinación inusual, la propuesta representa una nueva frontera para la agricultura regenerativa. El cáñamo, cultivado con bajo consumo de agua y casi sin pesticidas, es reconocido por su capacidad de secuestrar carbono y restaurar el suelo. Por otro lado, la miel depende de las abejas, guardianas silenciosas de la vida y la salud de los ecosistemas.

La propuesta, que nació en el espacio AgriZone, dedicado a soluciones de agronegocio sostenible dentro de la COP 30, trasciende la idea de dos productos unidos. Simboliza un modelo de producción que celebra la biodiversidad, fortalece comunidades locales e impulsa la bioeconomía amazónica.

Fue durante una transmisión en vivo del Portal Sechat con Thiago Zilio, fundador y vicepresidente del Instituto de Ciencia y Tecnología Cannabis Brasil (ICTC Brasil), y Daniel Santiago Pereira, ingeniero agrónomo e investigador en Apicultura de la Embrapa, que esta iniciativa cobró voz y significado.

Zilio destacó el potencial del cáñamo como materia prima versátil y sostenible — una semilla verde para un futuro en el que el desarrollo avanza de la mano del respeto a la tierra:

“El cáñamo puede potenciar la economía verde. No se trata solo de la planta, sino de cómo se integra en un ciclo de producción que aprovecha todo, desde el tallo hasta las flores, y es menos agresivo con el planeta. Es otra alternativa para fortalecer nuestra economía de forma sostenible", señaló Thiago.

En la misma conversación, Daniel resaltó cómo esta idea también allana el camino para integrar producción y preservación, destacando el papel de las abejas en la regeneración de los ecosistemas: “cada vez que la miel se une a una cultura que respeta el tiempo de la naturaleza, como el cáñamo, hay beneficios para el ecosistema en su conjunto. Las abejas responden a entornos saludables y, al cuidar de ellas, también estamos cuidando del equilibrio del planeta.”
 

Amazonía en el centro de la conversación global

La elección de Belém como sede de la COP 30 es también un gesto simbólico: colocar a la Amazonía, con toda su riqueza y complejidad, en el centro de las soluciones climáticas. 

Pará se moviliza para que el evento sea más que un encuentro político, sino un hito de justicia climática y social, con la capacitación de voluntarios e inversiones en infraestructura sostenible.