Maternidad atípica: cómo la fe, la resiliencia y el cannabis devolvieron la alegría a Vitor
La lucha de una madre por mantenerse firme y garantizar el acceso al cannabis que devuelve la calidad de vida a su hijo
Publicado en 18/09/2025

Fabiana Nantes, de 42 años, profesora de educación física en Mato Grosso do Sul, siempre soñó con ser madre. Después de años intentando quedar embarazada y enfrentando una baja reserva ovárica, se sometió a fertilización in vitro y tuvo una sorpresa: trillizos. El embarazo, de alto riesgo, trajo alegría y miedo con la pérdida de uno de los bebés, aún durante el embarazo, y que tuvo que ser vivida intensamente con el nacimiento prematuro de los niños, a las 32 semanas.

A pesar de esto, y después de escuchar al médico decir que el corazón de uno de sus hijos esperados con mucho amor se detuvo dentro del vientre, ella tuvo que seguir adelante, porque, además de Saulo, que se convirtió en un angelito, ella gesta a Vitor y Clara.
En todo momento, Fabiana, que es católica y basa su lucha en la fe, enfatiza: "No tuve vocación para sufrir, siempre busqué la felicidad, incluso en momentos difíciles". Y continuaremos con la historia transformadora de la batalla de la mujer, madre atípica y resiliente hasta encontrar el consuelo del cannabis en la vida de uno de sus amores.
Fabiana, Vitor y el cannabis medicinal
Vitor, de 8 años, nació con parálisis cerebral, leucomalacia periventricular y epilepsia refractaria, una condición aún en investigación para determinar si se trata del síndrome de Lennox-Gastaut. "La primera convulsión de Vitinho, con un año de vida, fue una locura. No sabíamos si era febril o causada por su encefalomalacia. Fue desesperante", recuerda Fabiana.
Entre visitas al hospital, ajustes de medicación y la lucha diaria por la calidad de vida de su hijo, Fabiana también seguía la ardua batalla de Renato contra la leucemia mieloide aguda. La vida parecía oscilar entre altibajos constantes. Justo después de la pandemia, Renato falleció prematuramente, y ella tuvo que asumir sola los cuidados intensivos de Vitor y Clara. "Verlo apático, sin energía, con dificultades para alimentarse, fue como perder un poco de mi hijo", recuerda, al narrar una de las crisis de convulsiones de Vitor después de la muerte de su padre.
La esperanza en el cannabidiol

Fue en este momento de desesperación que el cannabidiol entró en la vida de Vitor. Después de intentar de todo y pasar por medicamentos que no progresaban, se informó con infinitos relatos sobre el cambio que el cannabis medicinal tiene en pacientes con patologías similares a las de Vitor.
El cambio fue rápido y perceptible: "El cannabidiol trajo de vuelta a mi hijo. Volvió a ser ese niño activo, curioso, lleno de energía. Cada avance, por pequeño que parezca, es una victoria", afirma Fabiana, emocionada.
Además de reducir las crisis, el medicamento permitió disminuir otros medicamentos que antes dejaban a Vitor somnoliento y sin autonomía. Hoy en día, se comunica mejor, participa en terapias y recupera la alegría y la curiosidad que siempre han marcado su personalidad.
Garantizar el acceso al cannabidiol no fue sencillo. Entre los altos costos y la resistencia del plan de salud, Fabiana tuvo que recurrir a la justicia y contar con rifas y recursos propios para mantener el tratamiento. "Es un medicamento caro, pero de gran valor para el desarrollo de Vitor. Lucharé hasta el final para asegurarme de que siga recibiendo. Él merece esta oportunidad", enfatiza.

Fabiana también equilibra las necesidades de su hija neurotípica, Clara, de 8 años, con los cuidados intensivos de Vitor. "La relación entre ellos es de aprendizaje mutuo, amor y paciencia. Cada pequeña conquista de Vitor es celebrada por todos nosotros", dice.
Mirando hacia el futuro: fe, esperanza y generosidad
Cuando reflexionamos sobre sus sueños y esperanzas, Fabiana es directa y llena de propósito: "Quiero ser mejor cada día, por mis hijos... dar ejemplo de generosidad, pero también enseñar que nadie puede aplastar sus corazones, que no necesitan quedarse donde no son vistos ni valorados. Quiero garantizar nuestra estabilidad financiera, pero sin renunciar al tiempo de calidad juntos, a la presencia real. Quiero mostrar que es posible ser feliz incluso cuando la vida parece sin sentido, recalcular la ruta, transformar, construir, crecer juntos, cometer errores y pedir disculpas, siempre respetando al prójimo. La maternidad atípica me humanizó, me hizo ser un ser humano mejor. Te saca del egoísmo, porque primero viene cuidar de tu hijo.
Y, en medio de todo esto, tener otro hijo neurotípico es un desafío: nunca podemos dejar de mirarlo, porque sus necesidades importan tanto como las del otro".

A pesar de tantas adversidades, Fabiana mantiene la fe, la esperanza y la generosidad. Se permite rehacer su propia vida, sabiendo que una madre feliz es mucho mejor para sus hijos. "Hoy puedo mirar lo que he pasado y entender que todo me ha fortalecido. Estoy reconstruyendo nuestra historia, resignificando pérdidas y ganancias, cuidando el pasado con cariño y mirando hacia el futuro con esperanza. Lo más importante es no rendirse en la lucha por ellos, ni dejar de creer en días mejores", concluye, con una sonrisa que refleja la fuerza y el coraje de su camino", finaliza la madre que no escatima esfuerzos para obtener el aceite de cannabis y ver a su hijo mejorar.