En este escenario, el aceite de cannabis de espectro completo (o full spectrum) ha destacado. A diferencia del cannabidiol (CBD) aislado, los extractos full spectrum conservan otros compuestos naturales de la planta.

Esto incluye terpenos y el tetrahidrocannabinol (THC), en concentraciones controladas. Esta combinación potencia los efectos terapéuticos a través del llamado “efecto entourage”, una sinergia que ocurre entre todos los compuestos de la planta.

El medicamento actúa a través de los receptores del sistema endocannabinoide, ubicados principalmente en el sistema nervioso central. Este sistema regula funciones esenciales como el dolor, el estado de ánimo, el apetito, la respuesta inflamatoria y la inmunidad.

Cuando se activa de manera equilibrada, el sistema endocannabinoide puede ayudar al cuerpo a corregir varios desequilibrios fisiológicos. Estudios indican que los medicamentos full spectrum son bien tolerados y, muchas veces, requieren dosis menores que las formulaciones con CBD aislado para lograr los mismos efectos.

Según el ortopedista Frederico Barra, doctor en Ciencias de la Salud y profesor adjunto en la Universidad Federal de Goiás (UFG), esta diferencia se debe al "efecto entourage". “Para lograr el mismo efecto, las dosis del medicamento full spectrum pueden ser hasta cuatro veces menores que las de un producto con CBD aislado”, afirma el especialista.

“Con esto, también observamos una reducción en los efectos secundarios, como hipotensión postural, náuseas, falta de apetito e insomnio.”

Protocolo y cuidados

El médico explica que el cannabidiol no está indicado para dolores agudos, pero se ha convertido en un aliado importante en el manejo de dolores crónicos, como los causados por enfermedades musculoesqueléticas.

No obstante, el tratamiento debe realizarse bajo la supervisión médica regular. Cuando hay presencia de THC, como en los extractos de cannabidiol full spectrum, se requiere un cuidado aún mayor con el ajuste de la dosis.

El protocolo implica la realización de exámenes clínicos antes de comenzar el uso y un monitoreo semanal durante el período de ajuste. “El inicio del tratamiento siempre debe ser con la dosis más baja posible y el aumento se realiza de forma gradual”, explica Barra.

Según él, la dosis ideal puede proporcionar hasta un 80% de mejora en los síntomas. “Después de este hito, en muchos casos, es posible reducir o incluso suspender otros medicamentos en un período de aproximadamente tres meses.”