Empresario apuesta por el cáñamo en la construcción y quiere convertir a Brasil en referencia en innovación

Ingeniero civil crea empresa pionera para impulsar el uso del hempcrete en Brasil, incluso sin regulación

Publicado en 23/07/2025

O bloco que veio do futuro: empresário aposta no cânhamo como material de construção, mesmo sem regulamentação

También conocido como hempcrete o “cáñamo-cal”, el material se hace a partir de la mezcla de la fibra del cáñamo con un aglutinante de cal. Imagen: Archivo Rodrigo Segamarchi

Rodrigo Segamarchi recorrió muchos caminos hasta encontrar su verdadero propósito. Ingeniero civil con maestría en Smart Cities (Ciudades Inteligentes) en Francia, imaginaba su futuro rodeado de grandes estructuras. Pero fue durante un viaje a Paraguay, en 2021, que su trayectoria tomó otro rumbo. En medio de descubrimientos inesperados, un pequeño bloque de cáñamo llamó la atención del empresario e ingeniero civil. Aquel objeto, simple a primera vista, llevaba consigo un nuevo horizonte: construcciones más verdes, accesibles e inteligentes.

“Fue como si todo finalmente tuviera sentido. Venía de la ingeniería, del urbanismo, siempre buscando eficiencia. Ya había participado en la fundación de asociaciones de cannabis medicinal en São Paulo, pero aún faltaba un puente que uniera todas esas experiencias”, relata Rodrigo. El bloque de cáñamo unió sus pasiones. En septiembre de 2023, nació Hempower.co, la primera comunidad brasileña dedicada a la construcción civil con cáñamo.

“Es un ecosistema. Queremos reunir buenas prácticas de todo el mundo, adaptarlas al contexto brasileño y conectar tanto a quienes ya trabajan con cannabis como a profesionales de la ingeniería y la arquitectura”, explica.

 

La principal barrera: la regulación


En Brasil, el cultivo del cáñamo —variedad de Cannabis sativa con bajos niveles de THC— aún está prohibido por ley. A pesar de ello, un número creciente de empresarios e investigadores apuesta por esta alternativa, con la vista puesta en la innovación y la urgencia ambiental. 

“Trabajar con esto aquí aún es un acto pionero. El terreno está lleno de restricciones, pero alguien necesita abrir camino”, afirma Segamarchi.

Fuera, el futuro ya ha comenzado. En Portugal, por ejemplo, la empresa Cânhamor, fundada en 2020, inició recientemente la producción de los ECOblocos en una nueva fábrica en Alentejo. La inversión de 22 millones de euros permitió escalar la producción: de cuatro construcciones mensuales a más de 250. Un avance que demuestra el potencial del concreto de cáñamo como solución real para la construcción del siglo XXI.

 

¿Qué es el bloque de cáñamo?


 

AAConcreto .jpg
Información sobre concreto de cáñamo divulgada por la empresa durante evento. Imagen: Archivo personal

También conocido como hempcrete o “cáñamo-cal”, el material se hace a partir de la mezcla de la fibra del cáñamo con un aglutinante de cal. El resultado es una masa moldeable, ligera y con rendimiento térmico superior. Su gran diferencial está en la combinación de propiedades: regula la temperatura, mejora el confort acústico, resiste al fuego y aún captura dióxido de carbono a lo largo de la vida útil de la construcción.

Dependiendo de la proporción entre cáñamo y cal, el material puede ser usado como aislante respirable en pisos, paredes y techos. Sirve tanto para nuevas construcciones como para reformas. Y tiene otra ventaja: el cáñamo crece rápido, completando su ciclo en menos de cuatro meses —característica que ya lo ha hecho útil en la industria textil y en la producción de biocombustibles. Pero es en la construcción civil donde la planta ha mostrado su verdadero poder transformador, especialmente en un sector responsable de cerca del 37% de las emisiones globales de CO₂.

Para Rodrigo, el bloque de cáñamo representa más que innovación: “Es necesario pensar diferente. Este bloque no es solo un nuevo material, es un nuevo paradigma.”

 

El mercado oculto


 

133-IMG_6531.jpg
Rodrigo Segamarchi en el 4º Congreso Brasileño de Cannabis Medicinal. Imagen: Archivo Sechat 

Desde su fundación, la empresa apunta lejos. El plan de crecimiento fue estructurado en tres etapas: desarrollar, fabricar, certificar y enseñar. La primera fase, ya en marcha, involucró la creación de la marca y el posicionamiento como referencia nacional en concreto de cáñamo. Rodrigo destaca como hito su participación en el 4º Congreso Brasileño de Cannabis Medicinal, que tuvo lugar en mayo de 2025.

La segunda etapa es más técnica: pruebas de resistencia, aislamiento y durabilidad del material, con apoyo de universidades y centros de investigación. En este momento, la empresa ya negocia una asociación con una universidad federal que tiene autorización para estudiar el cáñamo industrial. “Es fundamental caracterizar el material, probarlo y homologarlo dentro del sistema constructivo brasileño. Esto permitirá que un ingeniero use el bloque de cáñamo con respaldo técnico y legal”, explica Rodrigo. La previsión es que el ciclo de pruebas y certificaciones lleve entre un año y medio y dos.

Mientras tanto, la tercera fase comienza a tomar forma: la producción a pequeña escala, combinada con acciones de formación. “La idea es crear una fábrica de tamaño medio, con producción de bloques y un área dedicada a la educación. Cursos prácticos, talleres, capacitación para ingenieros, arquitectos y emprendedores de la construcción civil”, proyecta. Ante la prohibición del cultivo nacional, la materia prima puede ser importada en un primer momento.

Pero el plan va más allá. Rodrigo ya vislumbra una cadena productiva propia: plantación, cosecha, procesamiento y fabricación integrados. “Esto garantizaría la calidad de la fibra. Todo esto es posible, siempre que la legislación avance.”

 

Mucho más que un ladrillo

 

Imagem do WhatsApp de 2025-07-18 à(s) 17.56.23_a1cd7600.jpg
Exposición de Hempower con varios productos a base de cáñamo. Imagen: Archivo Rodrigo Segamarchi


Para el ingeniero, innovar con cáñamo no es solo sustituir ladrillos o cemento. Es repensar toda la lógica de la construcción civil. “Hoy, el sector es uno de los mayores consumidores de recursos naturales y emisores de gases de efecto invernadero. El bloque de cáñamo ofrece una alternativa más ligera, eficiente y sostenible, que aún captura carbono.”

Sabe que el proceso exige tiempo, articulación y estudio. “Es una danza entre sectores. La universidad desarrolla, los institutos validan, el gobierno fomenta, la industria produce. Cada uno tiene su papel.” Y aunque los bloques nacionales aún no han llegado a los sitios de construcción, Hempower ya planea construcciones experimentales con bloques importados. “Queremos mostrar que es posible, generar visibilidad y fomentar el debate regulatorio.”

Mientras la regulación para el cultivo del cáñamo industrial en el país no llega, Rodrigo sigue decidido. 

“Estoy recorriendo este camino desde hace dos años y preparándome para los próximos dos. Cuando ese cambio ocurra, quiero estar listo. Quiero que Brasil esté listo.”

 

Investigaciones en otras áreas


 

130-IMG_6510.jpg
Felipe Farias en el 4º Congreso Brasileño de Cannabis Medicinal. Imagen: Archivo Sechat

El viaje de Rodrigo no es solitario. En Rio Grande do Norte, un proyecto paralelo también explora el uso del cannabis en la construcción civil. Desde 2023, la Universidad Federal de Rio Grande do Norte (UFRN), en asociación con la startup Liamba Comitiva P&D y la asociación Reconstruir Cannabis, desarrolla bloques de construcción a partir del residuo de la planta.

Con cerca de 140 unidades ya producidas, el equipo busca la fórmula ideal entre cemento, barro y fibra de cannabis. “Realizamos varias pruebas hasta llegar a un resultado satisfactorio. Ahora, estamos evaluando la resistencia térmica y acústica”, cuenta Felipe Farias, director de Liamba y presidente de la asociación.

A diferencia del hempcrete, el proyecto potiguar utiliza arcilla y cemento en lugar de cal. “Es un ladrillo que se vitaliza a temperatura ambiente, sin necesidad de hornos. El impacto ambiental es mucho menor”, explica Felipe.

La propuesta también tiene un carácter social. El objetivo es que el material sirva para construir viviendas en comunidades quilombolas, asentamientos y propiedades de la agricultura familiar. 

“Queremos que estas comunidades puedan producir sus propios ladrillos con máquinas simples. Se trata de autonomía y emancipación, no solo construcción.” La expectativa es iniciar la producción en escala a partir de 2026.