Has parpadeado y la Manzana de Amor se ha unido a la tendencia cannábica
El clásico manzana de amor ha recibido una versión cannábica con terpenos y recuerdos afectivos
Publicado en 31/07/2025

Una receta que une sabor, afecto e innovación en la cocina | Foto: Larica Uruguay
No, este no es un portal de recetas... ¡pero podría serlo! Entre corazones de caramelo e ideas que se derriten como azúcar en la olla, una receta tradicional brasileña acaba de recibir una reinterpretación sorprendente y, podríamos decir, provocativa.
La manzana de amor no es más que una reinterpretación de la tradicional manzana de amor de las fiestas juninas de Brasil, pero con otra fruta, la fresa. Ha vuelto a aparecer en los feeds, pero con un ingrediente que está ganando terreno en las cocinas creativas y en los debates más serios sobre la salud, el bienestar y la ancestralidad: el cannabis y sus derivados.
Si la combinación parece inusual, es porque lo es, y precisamente por eso está llamando la atención de curiosos, gastrónomos y defensores de la planta. Quien ha aceptado el desafío de reinventar esta delicia ha sido la creadora de Larica Uruguay, Marcela Ikeda. En su versión cannábica del bombón nacional, mezcla recuerdos afectivos con innovación, texturas sorprendentes y sabores que cuentan historias.
Una tendencia que despierta curiosidad y afecto
“Poder hacer el famoso bombón de amor con un ingrediente de la planta es genial, ¿verdad? Mezcla recuerdos afectivos con una propuesta nueva y eso llama la atención”, comenta Marcela, con el entusiasmo de quien conoce el impacto de cada cucharada.

Para ella, el éxito de este dulce va más allá del sabor. “La curiosidad es, para mí, el mayor motor para que las personas se animen a probar nuevos sabores, crear nuevas recetas y abrir espacio para ingredientes como el cáñamo”, refuerza.
Al combinar fresa, dulce de leche y una mermelada artesanal finalizada con cáscara de limón, la receta conquista el paladar y también invita a reflexionar sobre lo que comemos y por qué. “Más que un dulce, es una forma de contar una historia: de dónde venimos, qué comemos y cómo podemos transformar recetas clásicas en experiencias con propósito”, reflexiona Marcela.
Una joya hecha de azúcar, planta y recuerdos
La versión de Marcela de la fresa de amor cannábica llegó cargada de cuidado y de una dosis de resistencia creativa. “Dudé mucho sobre el uso del colorante, especialmente el rojo, con el que tengo una antigua aversión, tanto por cuestiones de salud como por estética. Pero bastó con confiar en los ingredientes y en el punto del caramelo. Al final, me enamoré. Quedó translúcida, dorada, con un brillo que recordaba una joya”, cuenta.
Por fuera, la cubierta crujiente sin colorantes. Por dentro, un relleno de brigadeiro con el doble de crema de leche, garantizando una cremosidad profunda. Y en el centro, una mermelada hecha a mano, con cáscara de limón. "La cáscara es rica en limoneno, un compuesto aromático presente en los cítricos que ayuda a equilibrar el azúcar, resaltar la acidez de la fruta y dar frescura al conjunto. También conecta el plato con notas sutiles que recuerdan a la planta, sin necesidad de usar la flor en sí", cuenta Marcela. Por último, en la parte superior, semillas de cáñamo para darle crocancia y simbolizar todo lo que la planta representa.
Terpenos: los aromas invisibles que transforman el sabor
En el universo del cannabis, los terpenos son compuestos aromáticos naturales que, además de estar presentes en la planta, aparecen en frutas cítricas, especias e incluso en flores. Son los responsables de proporcionar experiencias sensoriales únicas y despertar recuerdos afectivos a través del olfato y el gusto.

Guilherme Storti, propietario de CrocBuds, una marca de chocolates terpenados que no contienen THC, explica que las mezclas desarrolladas por la empresa están pensadas precisamente para provocar este tipo de conexión. “Ya hemos probado CrocBuds en café, helados y batidos. Se combina muy bien, ofreciendo una fusión de aromas y sabores que crea una experiencia sensorial sorprendente”, dice.
La idea de incorporar terpenos en recetas tradicionales como la fresa de amor es más que posible, es deseable. “Cuando surge este tipo de situación como la de la fresa, que es un producto de moda, intentamos aprovecharlo para nuestro producto, que también tiene una propuesta diferenciada y quizás no llegue al mismo público. Nos encanta crear relaciones con contenidos fuera de la burbuja”, afirma Guilherme.
Un postre que habla de pertenencia
La fresa de amor con cannabis no es solo un postre, es un manifiesto silencioso. Habla sobre sabores ancestrales, sobre romper con los estándares estéticos impuestos (como el rojo artificial del colorante), sobre ingredientes naturales y sobre una planta que, poco a poco, está recuperando su lugar en nuestras cocinas y vidas.
Al reinventar recetas conocidas, creadoras como Marcela Ikeda e iniciativas como la de Guilherme Storti, muestran que el cannabis puede, de hecho, estar presente en nuestra alimentación, obviamente con responsabilidad, poesía y mucho sabor. Y quién sabe, ¿pronto este bombón de fresa con brillo dorado y toque cannábico no estará en la vitrina de la panadería de la esquina? Después de todo, toda revolución también puede comenzar con un bocado.
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